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Difteria

abril 17, 2025by Busta Soft0

Difteria

La difteria es una enfermedad infecciosa aguda provocada por la bacteria Corynebacterium diphtheriae. Su rasgo distintivo es la liberación de una potente exotoxina que causa daño local en las vías respiratorias superiores y puede tener efectos sistémicos graves. La difteria se manifiesta principalmente en la garganta y la nariz, aunque también puede afectar la piel. La vacunación ha reducido drásticamente su incidencia, pero sigue siendo un problema en regiones con baja cobertura de inmunización.

Síntomas

Los síntomas iniciales de la difteria suelen ser leves e inespecíficos, similares a los de un resfriado. Sin embargo, la progresión puede ser rápida y grave. Los síntomas comunes incluyen:

Dolor de garganta persistente

Fiebre leve

Malestar general y fatiga

Dolor al tragar

Presencia de una membrana gruesa y adherente en la garganta, amígdalas, o fosas nasales, que puede variar en color desde blanco grisáceo hasta negro. Esta membrana puede dificultar la respiración.

Inflamación de los ganglios linfáticos en el cuello, lo que puede dar un aspecto de “cuello de toro”.

Ronquera o pérdida de la voz.

En casos más graves, la exotoxina puede afectar el corazón, causando miocarditis (inflamación del músculo cardíaco) y arritmias, o los nervios, provocando parálisis.

Causas

La difteria es causada exclusivamente por la bacteria Corynebacterium diphtheriae. La bacteria se transmite principalmente a través de gotitas respiratorias producidas al toser o estornudar por personas infectadas. También puede transmitirse por contacto directo con lesiones cutáneas infectadas o con objetos contaminados con la bacteria.

Una vez que la bacteria coloniza la garganta o la nariz, comienza a producir la exotoxina. Esta toxina es la responsable de los daños locales y sistémicos observados en la difteria.

Tipos

La difteria se clasifica según la localización de la infección:

Difteria faringoamigdalar: La forma más común, afecta la faringe y las amígdalas. Se caracteriza por la formación de la membrana diftérica.

Difteria laríngea: Afecta la laringe y puede causar obstrucción de las vías respiratorias, estridor (sonido agudo al respirar) y dificultad respiratoria.

Difteria nasal: Afecta las fosas nasales y produce una secreción nasal sanguinolenta y purulenta.

Difteria cutánea: Afecta la piel y se manifiesta como úlceras crónicas con una membrana grisácea en la superficie.

Diagnóstico

El diagnóstico de difteria se basa en:

Evaluación clínica: El médico examina la garganta y las vías respiratorias para identificar la presencia de la membrana característica.

Cultivo bacteriológico: Se toma una muestra de la garganta o la nariz y se cultiva en un laboratorio para identificar la bacteria Corynebacterium diphtheriae.

Prueba de toxicidad: Se realiza una prueba para determinar si la bacteria aislada produce la toxina diftérica.

Pruebas moleculares (PCR): Detectan el material genético de la bacteria y la toxina.

El diagnóstico temprano es esencial para iniciar el tratamiento y prevenir complicaciones.

Tratamiento

El tratamiento de la difteria consiste en:

Antitoxina diftérica: Debe administrarse lo antes posible para neutralizar la exotoxina. La antitoxina se obtiene de caballos inmunizados.

Antibióticos: Se utilizan antibióticos como la penicilina o la eritromicina para eliminar la bacteria Corynebacterium diphtheriae.

Soporte respiratorio: En casos de obstrucción de las vías respiratorias, puede ser necesaria la intubación o la traqueotomía.

Monitoreo cardíaco: El paciente debe ser monitoreado para detec

tar signos de miocarditis o arritmias.

El aislamiento del paciente es fundamental para prevenir la propagación de la infección.

Prevención

La principal estrategia para prevenir la difteria es la vacunación. La vacuna contra la difteria forma parte de las vacunas combinadas DTaP (difteria, tétanos y tos ferina) y Tdap (tétanos, difteria y tos ferina acelular).

El esquema de vacunación recomendado incluye:

Lactantes y niños: Vacunación primaria con DTaP a los 2, 4, 6 y 15-18 meses, y refuerzo a los 4-6 años.

Adolescentes: Refuerzo con Tdap a los 11-12 años.

 Adultos: Refuerzo con Td (tétanos y difteria) cada 10 años.

La vacunación proporciona una inmunidad efectiva contra la difteria.

Factores de Riesgo

Los factores que aumentan el riesgo de contraer difteria incluyen:

Falta de vacunación: La ausencia de vacunación es el factor de riesgo más importante.

Viajes a regiones endémicas: La difteria es más común en algunos países en desarrollo.

Hacinamiento y malas condiciones sanitarias: Facilitan la propagación de la bacteria.

Sistema inmunitario debilitado: Personas con VIH, trasplantados o en quimioterapia tienen mayor riesgo.

Complicaciones

Las complicaciones de la difteria pueden ser devastadoras:

Obstrucción de las vías respiratorias: La membrana diftérica puede obstruir la tráquea y causar asfixia.

Miocarditis: La toxina puede dañar el corazón, provocando insuficiencia cardíaca y arritmias.

Neuropatía: La toxina puede dañar los nervios, causando parálisis, especialmente en las extremidades.

Insuficiencia renal: Daño a los riñones.

Muerte: En casos graves, la difteria puede ser fatal.

Pronóstico

El pronóstico de la difteria depende de la prontitud del diagnóstico y del tratamiento. El tratamiento temprano con antitoxina y antibióticos mejora significativamente las posibilidades de recuperación. Sin embargo, incluso con tratamiento, la difteria puede ser mortal, especialmente en niños pequeños y personas con complicaciones graves. La vacunación es la herramienta más eficaz para prevenir esta enfermedad.

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