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Anemia

diciembre 10, 2020by Eiler F Bustamante

Anemia

Es una afección por la cual el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos. Los glóbulos rojos le suministran el oxígeno a los tejidos corporales.

La anemia es una complicación muy frecuente de la enfermedad de células falciformes. Con la SCD los glóbulos rojos mueren antes de tiempo. Esto significa que no hay suficientes glóbulos rojos saludables para transportar oxígeno a todas las partes del cuerpo.

Su médico considerará su historia médica, el examen físico y los resultados de las pruebas al diagnosticar y tratar la anemia. Él o ella usará un análisis de sangre simple para confirmar si tiene bajas cantidades de glóbulos rojos o hemoglobina. Para algunos tipos de anemia de leve a moderada, su médico puede recomendar suplementos de hierro con prescripción médica o de venta libre, ciertas vitaminas, terapia con hierro por vía intravenosa o medicamentos que hacen que su cuerpo produzca más glóbulos rojos. Para prevenir la anemia en el futuro, su médico también puede sugerir cambios alimenticios saludables. Si tiene anemia severa, su médico puede recomendar transfusiones de glóbulos rojos.

La anemia puede instaurarse de forma aguda o crónica y los síntomas son distintos en función, precisamente, de la rapidez con que aparezca.

La anemia ligera comienza a manifestarse como una disminución de la resistencia al ejercicio físico, que se acompaña de taquicardia y dificultad respiratoria. Si la anemia se hace más intensa, estos síntomas se acentúan y aparecen con mínimos esfuerzos o incluso en reposo, asociándose a cansancio extremo.

Tipos de anemia

  1. Anemia aplásica
  2. Anemia de células falciformes
  3. Anemia por deficiencia de hierro
  4. Anemia por deficiencia de vitaminas
  5. Talasemia

El cuerpo produce tres tipos de glóbulos sanguíneos: glóbulos blancos para combatir infecciones, plaquetas para ayudar a que se coagule la sangre y glóbulos rojos para transportar oxígeno por todo el cuerpo.

Los glóbulos rojos contienen hemoglobina, una proteína rica en hierro que le da a la sangre su color rojo. La hemoglobina permite que los glóbulos rojos transporten el oxígeno de los pulmones a todas las partes del cuerpo y que lleven el dióxido de carbono de otras partes del cuerpo para que se exhale.

La principal función de los glóbulos rojos es el transporte de oxígeno en la sangre y su liberación en los distintos tejidos. El oxígeno se transporta en el interior del hematíe unido a la hemoglobina.

  

Producción de glóbulos rojos

  • Aunque muchas partes del cuerpo ayudan a producir glóbulos rojos, la mayor parte del trabajo se hace en la médula ósea. Esta es el tejido blando en el centro de los huesos que ayuda a la formación de las células sanguíneas.
  • Los glóbulos rojos sanos duran entre 90 y 120 días. Partes del cuerpo eliminan luego las células sanguíneas viejas. Una hormona, llamada eritropoyetina, producida en los riñones, le da la señal a la médula ósea para producir más glóbulos rojos.
  • La hemoglobina es la proteína que transporta el oxígeno dentro de los glóbulos rojos. Esta les da su color. Las personas con anemia no tienen suficiente hemoglobina.

 

La anemia se presenta cuando el cuerpo no cuenta con la cantidad suficiente de glóbulos rojos sanos. Es posible que usted tenga muy pocos glóbulos rojos o que estos carezcan de una proteína rica en hierro llamada hemoglobina. Los glóbulos rojos son los responsables de transportar el oxígeno por todo el cuerpo y la hemoglobina es la proteína que lleva el oxígeno.

El diagnóstico inicial es aparentemente sencillo, ya que en un análisis rutinario o por otros motivos se detecta una disminución de los niveles de hemoglobina o del número de glóbulos rojos.

Sin embargo, los análisis no sólo permiten el diagnóstico de anemia, sino que, a través del examen de una serie de características de esos hematíes, tales como su tamaño o la concentración de hemoglobina que contienen, se pueden conocer muchos datos que permiten iniciar el proceso diagnóstico del tipo de anemia de que se trate.

El estudio completo, una vez detectada la anemia, requerirá ampliar el estudio analítico, examinar una extensión de sangre periférica y, en algunos casos, realizar un aspirado o una biopsia de la médula ósea.

Tratamiento

  1. Según la causa, el tratamiento puede incluir la administración de oxígeno, medicamentos para tratar una infección, medicamentos para abrir las vías respiratorias a fin de mejorar la circulación del aire y transfusiones de sangre.
  2. Únicamente en aquellos casos en que una anemia brusca pueda suponer un riesgo para la vida del enfermo será necesario un reemplazo urgente mediante transfusiones de concentrados de hematíes provenientes de donaciones.
  3. En el resto de los casos, que son la mayoría, no debe instaurarse tratamiento hasta no conocerse la causa de la enfermedad. Las anemias por déficit de hierro, vitamina B12 o ácido fólico se tratan mediante el aporte de estos principios. Las anemias secundarias a enfermedades inflamatorias crónicas mejoran con el tratamiento eficaz de la enfermedad causante.
  4. En los últimos años, la utilización de factores de crecimiento como la eritropoyetina permite tratar con gran eficacia muchas formas de anemia.

 

Según las causas de la anemia, es posible que no tengas síntomas. Los signos y síntomas, si se presentan, podrían incluir:

  • Debilidad
  • Piel pálida o amarillenta
  • Latidos del corazón irregulares
  • Dificultad para respirar
  • Mareos o aturdimiento
  • Dolor en el pecho
  • Manos y pies fríos
  • Dolores de cabeza

Al principio, la anemia puede ser tan leve que no se nota. Pero los síntomas empeoran a medida que empeora la anemia.

Las posibles causas de anemia incluyen:

  • Deficiencia de hierro
  • Deficiencia de vitamina B12
  • Deficiencia de folato
  • Ciertos medicamentos
  • Destrucción de los glóbulos rojos antes de lo normal (lo cual puede ser causado por problemas con el sistema inmunitario)
  • Enfermedades prolongadas (crónicas), como enfermedad renal crónica, cáncer, colitis ulcerativa o artritis reumatoidea
  • Algunas formas de anemia, como la talasemia o anemia drepanocítica, que pueden ser hereditarias
  • Embarazo
  • Problemas con la médula ósea, como linfoma, leucemia, mielodisplasia, mieloma múltiple o anemia aplásica
  • Pérdida lenta de sangre (por ejemplo, por períodos menstruales intensos o úlceras estomacales)
  • Pérdida súbita de mucha sangre
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