Exámenes de laboratorio
Las heces se suelen considerar como un producto de desecho, algo de lo que apetece deshacerse rápidamente tirando de la cadena. Pero las heces pueden proporcionar a los médicos una información muy valiosa sobre las posibles causas de los problemas de estómago, intestino u otras partes de sistema digestivo de sus pacientes.
El motivo más frecuente para solicitar la recolección de heces es determinar la presencia de bacterias y/o parásitos en el tubo digestivo. En el intestino humano viven muchos microorganismos que son necesarios para el proceso digestivo. No obstante, a veces el intestino se infecta con bacterias o parásitos nocivos que pueden provocar diversos trastornos, como ciertos tipos de diarrea sanguinolenta. En tales casos, probablemente será necesario examinar las heces al microscopio, cultivarlas y hacer otras pruebas para ayudar a esclarecer la causa del problema.
Cómo recoger la muestra
- A diferencia de lo que ocurre con otras pruebas de laboratorio, las heces las suele recoger la familia del niño en el entorno doméstico, en vez de ser un profesional de la salud el encargado de la recolección. He aquí algunos consejos para recoger las muestras de heces
- Recoger heces puede ser una tarea bastante sucia, de modo que no se olvide ponerse unos guantes de látex, así como de lavarse bien las manos tras la recolección de la muestra.
- Otra forma de recoger la muestra de heces consiste en colocar un envoltorio de plástico limpio encima de la tapa del inodoro. Tras evacuar sobre el plástico, se depositará la muestra en un recipiente limpio y que cierre herméticamente para llevarla al laboratorio. También se puede utilizar un envoltorio de plástico para recubrir el interior del pañal de un lactante o niño pequeño que todavía no ha aprendido a usar el váter.
Cultivo de las heces: Las heces se pueden cultivar a fin de detectar la presencia de bacterias patógenas, es decir, que pueden provocar enfermedades. Para hacer un cultivo, se coloca la muestra de heces en una incubadora durante un mínimo de 48 a 72 horas y se identifican y aíslan las bacterias nocivas. Recuerde que no todas las bacterias que contienen las heces son nocivas; de hecho, más del 80% de las heces está compuesto por bacterias, la mayoría de las cuales viven normalmente en el tubo digestivo y son necesarias para digerir los alimentos. Pero en un cultivo de heces, lo que les interesa a los técnicos de laboratorio es identificar las bacterias nocivas o patógenas.
Para hacer un cultivo de heces, el laboratorio necesitará una muestra de heces recién obtenida o bien guardada en la nevera. Las mejores muestras son las de heces sueltas y recién obtenidas; las heces con formas bien definidas es muy poco probable que contengan bacterias patógenas. A veces, es preciso recoger más de una muestra de heces para que se pueda hacer un cultivo. En ocasiones se introduce un bastoncito de algodón en el recto para evaluar la presencia de virus. Aunque este procedimiento no se aplica de forma sistemática, a veces puede orientar en el diagnóstico de determinadas enfermedades, sobre todo en los recién nacidos y los niños que están muy enfermos. Los cultivos de virus pueden tardar una semana o más en crecer, dependiendo del virus.
¿Quién debe interpretar los exámenes de Laboratorio?
El médico quien ordena los análisis es la persona indicada para interpretar los valores informados por el laboratorio. La persona quien maneja la historia clínica y examen físico es el único que puede hacer una evaluación completa, responsable y precisa para hacer un buen diagnóstico, monitorear y mantener la salud de los pacientes.
¿Cuáles pruebas se realizan además de las heces?
- Perfil Lipídico: El colesterol elevado es el principal factor de riesgo en las enfermedades cardiovasculares y ateroesclerosis. Las lipoproteínas HDL y LDL son responsables del transporte de este colesterol. La función de la lipoproteína de alta densidad (HDL) transporta colesterol hacia el hígado para ser eliminado. Las lipoproteína de baja densidad o LDL son las responsables de depositar el colesterol en las paredes de las arterias. La importancia de estos análisis es de evaluar los factores de riesgos coronarios. El nivel recomendable es 140-199 mg/dl. HDL : hombres 37-70mg/dl. Mujeres: 40-85 mg/dl. LDL: < 130mg/dl. Los valores elevados de colesterol y triglicérido son factores de riesgo para arteriosclerios. Valores normales: >20 años varón: 40-160 mg/dl. Mujeres: 35-135 mg/dl.
- Perfil Hepático: La bilirrubina resulta de la desintegración de la hemoglobina en las células rojas, resultado de la destrucción de las células rojas que normalmente son eliminadas por el hígado. Es normal encontrar niveles hasta de 1.3 mg/dl de bilirrubina total en la sangre, pero un aumento de este nivel ocurre cuando hay destrucción excesiva de células rojas o cuando el hígado no puede excretar la cantidad normal producida. Niveles elevados de bilirrubina acompañada de ictericia (coloración amarilla de la piel) pueden ser debido a una obstrucción, hemólisis o problema hepático.
- Perfil Tirodeo: Las pruebas de laboratorio para evaluar la función de las glándulas tiroides o para confirmar o excluir el hipertiroidismo son T4 total, T4 libre, T3 y TSH. Para detectar el hipotiroidismo son el T4 total, T4 libre y TSH.
Los valores de referencia de cada análisis son incluidos en los informes. Estos rangos son estudios poblacionales en condiciones controladas de pacientes normales analizados en equipos confiables. Los rangos normales son diferentes tanto para mujeres, hombres, niños y neonatales. Diferentes equipos de análisis sugieren rangos normales diferentes. Por ejemplo en un analizador de química el valor normal de una glucosa es de 60-110 mg/dl, en otro modelo puede ser de 80-120mg/dl.
- Medición de las funciones corporales: A menudo, las funciones corporales se miden mediante el registro y el análisis de la actividad de varios órganos. Por ejemplo, la actividad eléctrica cardíaca se mide con una electrocardiografía (ECG) y la actividad encefálica mediante una electroencefalografía (EEG). La capacidad de los pulmones para retener el aire, para inspirar y espirar, y el intercambio de oxígeno y anhídrido carbónico (dióxido de carbono) se mide mediante pruebas de función pulmonar.