Fibromialgia
La palabra fibromialgia (FM) significa dolor en los músculos y en el tejido fibroso (ligamentos y tendones). La fibromialgia se caracteriza por dolor musculoesquelético generalizado y sensación dolorosa a la presión en unos puntos específicos (puntos dolorosos). Este dolor se parece al originado en las articulaciones, pero no es una enfermedad articular.
Causas
Muchos investigadores creen que la estimulación nerviosa repetida provoca cambios en el cerebro y en la médula espinal de las personas que padecen fibromialgia. Este cambio está relacionado con un aumento anormal de los niveles de ciertas sustancias químicas en el cerebro que transmiten señales de dolor.
Además, al parecer, los receptores de dolor del cerebro desarrollan una especie de memoria del dolor y se hacen más sensibles, lo que significa que pueden reaccionar de manera desproporcionada ante las señales de dolor y de no dolor.
Hay muchos factores posibles que llevan a estos cambios, entre ellos:
Genética. Debido a que la fibromialgia suele ser hereditaria, podría haber ciertas mutaciones genéticas que probablemente te hagan más vulnerable a desarrollar este trastorno.
Infecciones. Algunas enfermedades parecen desencadenar o agravar la fibromialgia.
Sucesos físicos o emocionales. La fibromialgia puede desencadenarse por un suceso físico, como un accidente automovilístico. El estrés psicológico prolongado también puede desencadenar esta enfermedad.
¿Qué síntomas produce la fibromialgia?
El síntoma principal de la fibromialgia es el dolor muscular generalizado que afecta ambos lados del cuerpo y por encima y por debajo de la cintura. En ocasiones el dolor puede ser más localizado, generalmente en el cuello o los hombros. Suele definirse como “si me hubieran dado una paliza”. El dolor puede aumentar con actividades físicas moderadas, con el estrés, la ansiedad o los cambios del tiempo. Acompañando al dolor es frecuente que aparezca:
Cansancio que no se resuelve tras descansar o tras dormir y que aumenta por las tardes o ante pequeñas actividades.
Alteraciones del estado de ánimo.
Alteraciones para conciliar el sueño.
Alteraciones en la concentración y en la memoria.
Dolores de cabeza.
Depresión y ansiedad.
Hormigueos y calambres en diversas partes del cuerpo, generalmente los brazos.
Otros síntomas como sequedad de boca o sequedad de ojos, dificultad para respirar, menstruaciones dolorosas (dismenorrea), dolor al mantener relaciones sexuales (dispareunia), disfunción sexual, sudoración, alteraciones en el peso, dolor al tragar, diarrea, estreñimiento, etc.
Diagnóstico de la fibromialgia: ¿cómo se detecta?
El diagnóstico de la fibromialgia es complejo porque muchos de sus síntomas se parecen a los de otras enfermedades. Además, no existe una prueba específica y definitiva que ayude a establecer el diagnóstico. Por este motivo, en muchos pacientes el diagnóstico de la fibromialgia puede retrasarse e incluso es posible que exista un porcentaje importante de personas con fibromialgia no diagnosticadas o que han recibido un diagnóstico distinto.
Por lo tanto, el diagnóstico de la fibromialgia debe llevarse a cabo mediante lo que denominamos un diagnóstico diferencial, que consiste en descartar otras enfermedades que tienen síntomas similares y que, sin embargo, se tratan de manera muy diferente.
Tratamiento
En general, los tratamientos para la fibromialgia consisten en medicamentos y estrategias de cuidado personal. Se hace hincapié en minimizar los síntomas y en mejorar el estado de salud general. No hay un solo tratamiento que funcione para todos los síntomas, pero intentar varias estrategias terapéuticas puede tener un efecto acumulativo.
Medicamentos
Los medicamentos pueden ayudar a reducir el dolor de la fibromialgia y a dormir mejor. Algunas opciones frecuentes son las siguientes:
Analgésicos. Los analgésicos de venta libre, como el acetaminofén (Tylenol y otros), el ibuprofeno (Advil, Motrin IB u otros) y el naproxeno sódico (Aleve y otros), pueden ayudarte. No se recomiendan los medicamentos opioides porque pueden provocar efectos secundarios importantes y dependencia, y empeorarán el dolor con el tiempo.
Antidepresivos La duloxetina (Cymbalta) y el milnaciprán (Savella) pueden ayudar a aliviar el dolor y la fatiga asociados a la fibromialgia. El médico puede recetarte amitriptilina o el relajante muscular ciclobenzaprina para ayudar a promover el sueño.
Medicamentos anticonvulsivos A menudo, los medicamentos diseñados para tratar la epilepsia ayudan a reducir ciertos tipos de dolor. A veces, la gabapentina (Neurontin) ayuda a reducir los síntomas de la fibromialgia, mientras que la pregabalina (Lyrica) fue el primer medicamento aprobado por la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, por sus siglas en inglés) para el tratamiento de la fibromialgia.
Terapias
Hay una variedad de tratamientos distintos que pueden ayudar a reducir el efecto de la fibromialgia en el cuerpo y en la vida. Por ejemplo:
Fisioterapia. Un fisioterapeuta puede enseñarte ejercicios para mejorar tu fuerza, tu flexibilidad y tu resistencia. Los ejercicios en el agua pueden ser particularmente útiles.
Terapia ocupacional. Un terapeuta ocupacional puede ayudarte a realizar ajustes en tu entorno de trabajo o en la forma en la que realizas ciertas tareas para reducir el estrés en el cuerpo.
Asesoramiento psicológico. Hablar con un asesor puede ayudarte a fortalecer la confianza en tus habilidades y enseñarte estrategias para lidiar con las situaciones estresantes.
Prevención
Dado que sólo se sospechan las posibles causas que originan la enfermedad, en la actualidad no existen medidas preventivas para mitigar su aparición. Los expertos insisten en la imoportancia del diagnóstico precoz, que permite instaurar un tratamiento adecuado de forma temprana y mejora significativamente el pronóstico.
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