¿En qué consiste el infarto del miocardio?
El infarto de miocardio es una situación urgente que conlleva una mortalidad elevada, y que consiste en la obstrucción brusca del paso de sangre a lo largo de una arteria coronaria con la subsiguiente muerte de la parte del corazón que es irrigada (alimentada) por dicha arteria. Se pueden considerar 2 tipos de infarto de miocardio:
Infarto de miocardio con onda Q o síndrome coronario agudo con elevación del segmento ST. Se produce por la obstrucción prolongada de una de las arterias coronarias importantes, lo que lleva a la muerte de una zona más o menos grande del corazón. La onda Q es una pequeña cicatriz que puede observarse en el electrocardiograma una vez que ha pasado la fase aguda del infarto.
Infarto de miocardio sin onda Q. La falta de riesgo afecta, por lo general, a arterias del corazón algo más pequeñas. No se muere una zona tan grande del corazón y tiene un mejor pronóstico. El infarto de miocardio sin onda Q se agrupa junto a la angina inestable, dentro de los síndromes coronarios agudos sin elevación del segmento ST.
Síntomas
Los signos y síntomas de un ataque cardíaco incluyen:
- Presión, opresión, dolor, o sensación de compresión o dolor en el pecho o en los brazos, que puede propagarse hacia el cuello, la mandíbula o la espalda
- Náuseas, indigestión, ardor de estómago o dolor abdominal
- Falta de aire
- Sudor frío
- Fatiga
- Aturdimiento o mareos repentinos
Los síntomas de un ataque cardíaco varían
No todas las personas que tienen ataques cardíacos tienen los mismos síntomas o presentan síntomas con la misma gravedad. Algunas personas tienen un dolor leve; otras presentan un dolor más intenso. Algunas personas no presentan síntomas. Para otros, la primera señal puede ser un paro cardíaco repentino. Sin embargo, cuantos más signos y síntomas tengas, mayor es la probabilidad de que estés teniendo un ataque cardíaco.
Algunos ataques cardíacos se producen de repente, pero muchas personas tienen signos y síntomas de advertencia horas, días o semanas antes. La primera advertencia podría ser un dolor o una presión en el pecho recurrente (angina de pecho) que se desencadena con el esfuerzo y se alivia con el descanso. La angina de pecho es el resultado de un descenso temporal del flujo sanguíneo hacia el corazón.
Localización del infarto
El infarto de miocardio afecta sobre todo el ventrículo izquierdo, pero la lesión puede extenderse al ventrículo derecho o las aurículas.
El infarto del ventrículo derecho suele deberse a la obstrucción de la arteria coronaria derecha o de una arteria circunfleja izquierda dominante y se caracteriza por el aumento de la presión de llenado del ventrículo derecho, a menudo asociado con una insuficiencia tricuspídea grave y una reducción del gasto cardíaco.
El infarto inferoposterior causa cierto grado de disfunción del ventrículo derecho en aproximadamente el 50% de los pacientes y causa trastornos hemodinámicos en el 10 al 15% de los casos. Debe sospecharse una disfunción del ventrículo derecho en todo paciente con infarto de miocardio inferoposterior y aumento de la presión en la vena yugular asociados con hipotensión arterial o shock. El infarto del ventrículo derecho que complica un infarto del ventrículo izquierdo aumenta significativamente el riesgo de mortalidad.
Los infartos anteriores tienden a ser más grandes y a presentar peor pronóstico que los inferoposteriores. En general, se deben a una obstrucción de la arteria coronaria izquierda, en especial de la arteria descendente anterior, mientras que los infartos inferoposteriores reflejan una obstrucción de la arteria coronaria derecha o de la arteria circunfleja izquierda dominante.
Consejos
Dieta cardiosaludable, baja en grasas saturadas y colesterol. La dieta ideal es la mediterránea (fruta /vegetales, cereales integrales, pescados, legumbres, aceite de oliva, frutos secos, leche desnatada, y de forma moderada pequeñas raciones de carne magra o aves de corral sin piel.
Control estricto del peso. Perímetro abdominal 102 cm en varones y 88 cm en mujeres. Cifras más altas indican alto riesgo de hipertensión, dislipemia, diabetes, mortalidad por enfermedad coronaria e ictus tromboembólico.
Controlar la presión arterial (< 140/85 mmHg)reduce la incidencia de cualquier manifestación de la EV (cardiopatía isquémica, ictus, enfermedad arterial periférica o enfermedad renal crónica).
Control del colesterol y los triglicéridos: cifras en personas sanas de colesterol normal < 200 mg/dl, colesterol malo (LDL) < 100 mg/dl, colesterol bueno (HDL) > 35 en varones y > 40 en mujeres. Triglicéridos < 150 mg/dl. Las personas con niveles elevados tienen un riesgo incrementado de sufrir síndromes coronarios.
Control de la glucemia (niveles de glucosa en ayunas entre 100 y 125 mg/dl): se asocia al aumento del riesgo de isquemia miocárdica, de ataque al corazón y de otros problemas cardiacos.
Realizar ejercicio físico de intensidad progresiva, favorece la adaptación cardiovascular e incrementa la capacidad de ejercicio, resistencia y fuerza, Siempre siguiendo las recomendaciones de su médico y/o enfermera. Lo ideal es ser incluido en un programa de rehabilitación cardiaca. Evitar siempre la actividad física después de las comidas o ante temperaturas extremas.
Dejar de fumar. La posibilidad de padecer una enfermedad de corazón es proporcional a la cantidad de cigarrillos fumados al día y al número de años en los que se mantiene este hábito nocivo. Un fumador pierde de media 10 años de vida y otros tantos en años de vida saludable. Consulta con tu médico y/o enfermera sobre las estrategias o los programas para ayudarte a abandonar el hábito.
Beber alcohol con mesura. El consumo de alcohol se asocia a múltiples riesgos para la salud (tensión arterial alta, arritmias cardiacas, miocardiopatía, muerte súbita y accidentes cerebrovasculares) y puede hacer que el corazón aumente de tamaño (se dilate) y se contraiga muy débilmente.
Consumo de drogas como cocaína y derivados puede provocar taquicardia, vasoconstricción y elevación de la presión arterial, según la dosis tomada, los factores de riesgo y cardiopatías preexistentes.
Salud bucal. No fumar, cepillarte tres veces al día tras cada comida y una limpieza dental al menos una vez al año, garantiza una correcta salud dental y de las encías. La enfermedad periodontal es una afección crónica bacteriana que puede pasar al torrente sanguíneo y localizar en diferentes órganos, como el corazón.
Control del estrés: existe un aumento del riesgo de infarto agudo de miocardio (doble de lo normal) durante las dos horas siguientes a un episodio significativo de alteración emocional.
No abandonar el tratamiento médico (antiagregantes, hipotensores, betabloqueantes…) sin indicación médica y seguir el calendario de visitas médicas y de tu enfermera rigurosamente.
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