¿Qué es la iritis?
Iritis significa inflamación de la úvea, o la capa media del ojo. La úvea consta de tres estructuras: el iris, el cuerpo ciliar y la coroides. La inflamación que ocurre en cualquiera de estas tres estructuras se denomina “uveítis”.
Síntomas de la iritis
En la mayoría de los casos, la iritis resulta bastante molesta para el paciente, ya que es capaz de afectar la capacidad visual y entorpecer las actividades diarias.
Las principales manifestaciones clínicas asociadas a la inflamación del iris son las siguientes:
Dolor y sensibilidad ocular.
Sensación de cuerpo extraño en el ojo.
Ojos enrojecidos.
Aumento en la producción de lagrimas.
Sensibilidad a las luces brillantes e intensas.
Visión nublada o borrosa.
Dolor de cabeza.
Esta afección suele manifestarse de forma aguda y repentina, cediendo en un periodo menor a 6 semanas. De todos modos, en algunos pacientes puede tener una presentación crónica y perdurar por más de 3 meses.
¿Cuáles son las causas de la iritis?
La iritis puede deberse a muchas cosas diferentes; por ejemplo:
Infección causada por bacterias, virus, parásitos u hongos
Enfermedades inflamatorias autoinmunes como la espondilitis anquilosante, el lupus, la sarcoidosis o la artritis juvenil
Algunas otras afecciones de salud, como la leucemia o el síndrome de Kawasaki
Reacciones a ciertos medicamentos
Lesiones en los ojos
En muchos casos, se desconoce la causa de la iritis.
¿Cómo se diagnostica la iritis?
Su proveedor de atención médica ocular diagnostica la iritis con la ayuda de una historia clínica y un examen físico, lo que incluye un examen ocular minucioso. Suele ser un oftalmólogo (médico especialista en ojos) el que hace el diagnóstico. Es posible que observe su ojo con un microscopio de lámpara de hendidura, que es un instrumento que agranda la vista de la superficie y el interior de su ojo. También es posible que su proveedor coloque una tintura (en forma de gotas para los ojos) sobre su ojo que permite un examen más de cerca de su córnea. Estas gotas revisten el frente de su ojo. Su proveedor de atención oftalmológica tratará de determinar si la iritis es consecuencia de una infección de su globo ocular o una infección de su córnea.
Su proveedor también puede intentar descubrir la causa de su iritis. Los síntomas adicionales pueden dar claves sobre la posible causa. Usted también podría necesitar exámenes adicionales para determinar la causa exacta. Por ejemplo, usted podría necesitar:
Análisis de sangre para saber si hay una infección
Análisis de sangre específicos para verificar si existen distintas enfermedades autoinmunitarias
Radiografía de pecho o tomografía computarizada (TC) de pecho para detectar sarcoidosis
Extracción de algo de líquido de su ojo para descubrir ciertas causas infrecuentes
Radiografía de su articulación sacroilíaca
Tratamiento
La enfermedad debe tratarse inmediatamente para evitar un daño irreversible en el ojo que cause problemas permanentes de visión o glaucoma. El tratamiento depende de la gravedad de la inflamación. El objetivo es suprimir la inflamación, aliviar el dolor y prevenir daños en el ojo o la pérdida de la visión.
El tratamiento de la iritis consiste en la administración de fármacos antiinflamatorios, como gotas o pomadas antiinflamatorias sin cortisona. También es importante el uso de un fármaco para dilatar la pupila. Si hay un alto grado de iritis, deben administrarse dosis más altas de cortisona en forma de comprimidos. Incluso se puede llegar a realizar inyecciones de cortisona bajo la conjuntiva.
Cuando se reduce la inflamación el paciente debe tomar los preparados de cortisona en dosis bajas y de forma menos frecuente. Este procedimiento tiene como objetivo prevenir posibles recaídas. Cuando la enfermedad está causada por una bacteria se suelen administrar antibióticos.
Para facilitar la curación se recomienda, igualmente, llevar una mayor higiene ocular. También hay que proteger el ojo de agentes irritantes, como el polvo, el calor y la luz solar intensa. Se recomienda limpiar el ojo con regularidad y eliminar cualquier tipo de residuo que afecte a la zona inflamada.
¿Cómo puedo controlar la iritis?
Aplique compresas tibias en el ojo. Moje un paño en agua tibia y escúrrala. Colóquela cuidadosamente sobre el ojo por 20 minutos de 3 a 4 veces al día. Esto ayudará a aliviar el ojo y a disminuir la inflamación.
Use lentes de sol oscuros. Esto ayudará a evitar el dolor y la sensibilidad a la luz. Asegúrese de que los lentes de sol tengan protección contra los rayos UVA y UVB. Esto le protegerá los ojos cuando esté al aire libre.
Use gotas para los ojos de forma segura. Si su plan de tratamiento incluye gotas oftálmicas, es importante utilizarlas como se indica. Su médico puede darle instrucciones detalladas a seguir. Las gotas oftálmicas también pueden venir con instrucciones de seguridad. Siga todas las instrucciones para ayudar a prevenir una infección. No permita que la punta del envase toque su ojo. Los gérmenes de sus ojos podrían propagarse al envase del medicamento.
Factores de riesgo
Tu riesgo de sufrir iritis aumenta si:
Tienes una alteración genética específica. Las personas con un cambio específico en un gen que es esencial para el funcionamiento saludable del sistema inmunitario tienen más probabilidades de sufrir iritis. Este cambio se denomina HLA-B27.
Contraes una infección de transmisión sexual. Ciertas infecciones, como la sífilis o el VIH/SIDA, están relacionadas con un riesgo significativo de iritis.
Tienes un sistema inmunitario debilitado o un trastorno autoinmunitario. Esto incluye afecciones como espondilitis anquilosante y artritis reactiva.
Fumas tabaco. Los estudios han demostrado que fumar contribuye al riesgo.
Complicaciones
Si no se trata adecuadamente, la iritis puede causar lo siguiente:
Cataratas. El desarrollo de una opacidad en el cristalino del ojo (catarata) es una complicación posible, en especial, si has tenido un periodo largo de inflamación.
Una pupila irregular. El tejido cicatricial puede hacer que el iris se pegue al cristalino o a la córnea preexistente, lo que le da a la pupila una forma irregular y hace que el iris reaccione lentamente a la luz.
Glaucoma. La iritis recurrente puede provocar glaucoma, una afección ocular grave caracterizada por un aumento de la presión dentro del ojo y una posible pérdida de la visión.
Depósitos de calcio en la córnea. Esto causa degeneración de la córnea y podría disminuir la visión.
Hinchazón dentro de la retina. Los quistes hinchados y llenos de líquido que se desarrollan en la retina en la parte posterior del ojo pueden nublar o disminuir la visión central.
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