¿Qué es un enfisema?
Como vimos en el contenido específico, la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), que provoca dificultad progresiva para respirar, engloba a un diverso grupo de enfermedades pulmonares que pueden afectar a nuestra función respiratoria. Las dos afecciones más comunes que forman parte de ese grupo son principalmente dos: la bronquitis crónica y el enfisema pulmonar. Ambas formas se encuentran en mayor o menor grado en todos los pacientes con EPOC. A continuación, detallamos qué ocurre cuando se da un enfisema pulmonar.
Cuando respiramos, el aire llega a través del árbol bronquial a una especie de pequeños sacos llamados alveolos, que están localizados al final de los bronquios y llenan los pulmones. Desde los pulmones, el oxígeno es transportado, a través de las arterias, a los diferentes tejidos y órganos del cuerpo. Pero, debido generalmente al tabaco, las personas con enfisema tienen dañados los alveolos: las paredes internas de estos sacos se debilitan y se rompen, lo que crea espacios de aire más grandes y, por tanto, se reduce la superficie de intercambio aéreo de los pulmones. En consecuencia, disminuye la cantidad de oxígeno que llega a la sangre y esto puede producir en el paciente una sensación de falta de aliento, que es la manifestación frecuente característica de esta patología respiratoria
¿Qué síntomas produce la enfermedad?
Los síntomas del enfisema son los mismos que los de la EPOC:
Fundamentalmente se caracteriza por sensación de falta de aire (disnea) que, a lo largo de los años, va apareciendo ante menores esfuerzos. Característicamente los pacientes con enfisema tienen una peor tolerancia al esfuerzo que los pacientes con otras formas de EPOC, pudiéndose encontrar razonablemente bien en reposo y, sin embargo, sentir mucha fatiga al caminar unos pocos metros.
La tos y la emisión de esputos son mucho menos frecuentes en los pacientes con enfisema que en aquellos con otras formas de EPOC, como los pacientes con bronquitis crónica.
Los pacientes con enfisema tienen frecuentemente, y de forma característica, muchas bullas en los pulmones, una especie de bolsas de aire que al expandirse comprimen al pulmón de alrededor empeorando la sintomatología. Estas bullas también pueden romperse de forma espontánea produciendo un neumotórax, un colapso súbito del pulmón por entrada de aire en el interior de la cavidad pleural. El neumotórax se acompaña de dolor torácico y de dificultad respiratoria intensa, y precisa tratamiento urgente, sobre todo si aparece en pacientes que ya tienen una capacidad pulmonar muy limitada.
Los pacientes con enfisema suelen ser personas delgadas, con un tórax muy prominente.
¿Qué causa el enfisema?
La causa del enfisema suele ser una larga exposición a irritantes que dañan los pulmones y las vías respiratorias. En los Estados Unidos, el humo del cigarrillo es la causa principal. La pipa, el cigarro y otros tipos de humo de tabaco también pueden causar enfisema, especialmente si se inhala.
La exposición a otros irritantes inhalados puede contribuir al enfisema. Estos incluyen humo de segunda mano, contaminación del aire y humos o polvos químicos del ambiente o del lugar de trabajo.
En raras ocasiones, una condición genética llamada deficiencia de alfa-1 antitripsina puede tener un rol en causar enfisema.
Tratamiento del enfisema pulmonar
Una vez que se padece, el tratamiento dependerá de la gravedad de la dolencia:
En cualquiera de los casos, el primer paso es dejar de fumar, por lo que el tratamiento suele incluir apoyo psicológico o farmacológico para ayudar al paciente a abandonar el hábito. Abandonar el tabaquismo no solo detiene el avance de la enfermedad, sino que también permite la regeneración del tejido, mejorando el pronóstico.
Los medicamentos broncodilatadores ayudan a la respiración al dilatar las vías aéreas. También pueden utilizarse corticosteroides para reducir la inflamación.
La administración de oxígeno (oxigenoterapia) puede ayudar a la persona que padece un enfisema a realizar sus actividades cotidianas o los ejercicios destinados a rehabilitar el tejido pulmonar. Estos solo deben realizarse bajo supervisión médica, dados los riesgos de realizar esfuerzos físicos con bajos niveles de oxígeno.
En las primeras etapas de la enfermedad, si el enfisema es grave se puede intervenir quirúrgicamente para extirpar el tejido más afectado. En casos extremos y en determinados pacientes, se puede llegar a trasplantar el pulmón.
Factores de riesgo
Los factores que aumentan el riesgo de padecer un enfisema comprenden:
Tabaquismo. La manifestación del enfisema es más probable en los fumadores de cigarrillos, aunque los fumadores de cigarros y pipa también son propensos. El riesgo para todos los tipos de fumadores aumenta con los años y la cantidad de tabaco fumado.
Edad. Aunque el daño pulmonar que se produce en el enfisema se manifiesta gradualmente, la mayoría de las personas con un enfisema relacionado con el tabaco comienza a notar síntomas de enfermedad entre los 40 y los 60 años de edad.
Exposición al tabaquismo pasivo. El tabaquismo pasivo, también denominado «tabaquismo ambiental», se refiere al humo que inhalas del cigarrillo, la pipa o el cigarro de otra persona, sin darte cuenta. Permanecer en medio del humo ambiental aumenta el riesgo de sufrir enfisema.
Exposición laboral a emisión de gases o polvo. Si inhalas gases emanados por ciertos productos químicos o polvo de cereales, algodón, madera o productos mineros, tienes más probabilidades de padecer enfisema. Este riesgo es aún mayor si fumas.
Exposición a contaminación ambiental interna y externa. Inhalar contaminantes internos, como los gases de un combustible para calefacción, como así también contaminantes externos, por ejemplo, de caños de escape vehiculares, aumenta el riesgo de padecer enfisema.
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