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¿Qué es la tuberculosis?

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa causada por un tipo de bacteria que recibe el nombre de Mycobacterium tuberculosis. La tuberculosis infecta principalmente los pulmones, pero puede afectar otros órganos.

La tuberculosis fue una de las peores enfermedades del siglo XIX. En los Estados Unidos se volvió mucho menos frecuente a medida que las condiciones de vida y la atención médica mejoraron. Pero en la actualidad, está resurgiendo, en especial entre las personas sin techo, los prisioneros y las personas con un sistema inmunitario debilitado (por ejemplo, debido a una infección con VIH).

Los signos y síntomas de la tuberculosis activa incluyen:

Tos que dura tres semanas o más

Tos con sangre

Dolor en el pecho o dolor al respirar o toser

Pérdida de peso involuntaria

Fatiga

Fiebre

Sudoraciones nocturnas

Escalofríos

Pérdida de apetito

La tuberculosis también puede afectar otras partes del cuerpo, incluidos los riñones, la columna vertebral o el cerebro. Cuando la tuberculosis se produce fuera de los pulmones, los signos y síntomas varían según los órganos involucrados. Por ejemplo, la tuberculosis de la columna vertebral puede provocar dolor de espalda y la tuberculosis en los riñones puede causar presencia de sangre en la orina.

Causas

Es causada por la bacteria Mycobacterium tuberculosis (M tuberculosis). La tuberculosis pulmonar (TB) es contagiosa. Esto quiere decir que las bacterias pueden propagarse fácilmente de una persona infectada a otra no infectada. Se puede adquirir por la inhalación de gotitas de agua provenientes de la tos o el estornudo de una persona infectada. La infección pulmonar resultante se denomina TB primaria.

La mayoría de las personas se recupera de la infección de TB primaria sin manifestación mayor de la enfermedad. La infección puede permanecer inactiva (latente) por años. En algunas personas, se activa de nuevo (reactivación).

La mayoría de las personas que presentan síntomas de una infección de TB resultaron primero infectadas en el pasado. En algunos casos, la enfermedad puede reactivarse en cuestión de semanas después de la infección primaria.

 

¿Cómo se transmite?

Una persona con tuberculosis, que no esté en tratamiento, puede contagiar a otras personas al estornudar, toser o escupir. Al hacerlo, elimina bacterias al aire que pueden entrar a los pulmones de otras personas. Alcanza con que una persona inhale unos pocos bacilos para quedar infectada.
Cuando la persona enferma se encuentra haciendo tratamiento no contagia a otras personas. La tuberculosis no se contagia por compartir el mate, cubiertos, vasos, etc. con una persona enferma.

A lo largo de un año, una persona con tuberculosis puede infectar a unas 10 a 15 personas por contacto cercano. Si no reciben el tratamiento adecuado, hasta dos terceras partes de las personas con tuberculosis mueren.

¿Quiénes presentan más riesgos?

La tuberculosis afecta principalmente a los adultos en sus años más productivos. Sin embargo, todos los grupos de edad están en riesgo. Más del 95% de los casos y las muertes se concentran en los países en desarrollo.

Las personas infectadas por el VIH tienen 18 veces más probabilidades de desarrollar tuberculosis activa (véase el apartado «Tuberculosis y VIH» más abajo). Ese riesgo de desarrollar tuberculosis activa también es más elevado en las personas que padecen otros trastornos que dañan el sistema inmunitario. Las personas con desnutrición presentan un riesgo tres veces mayor. A nivel mundial, en 2019 hubo 2,2 millones de nuevos casos de tuberculosis atribuibles a la desnutrición.

El trastorno por consumo de alcohol y el tabaquismo aumentan el riesgo de contraer tuberculosis en un factor de 3,3 y 1,6, respectivamente. En 2019, 0,72 millones de nuevos casos de tuberculosis en todo el mundo fueron atribuibles al trastorno por consumo de alcohol y 0,70 millones al tabaquismo.

¿Cuál es la diferencia entre la infección latente de tuberculosis y la tuberculosis misma?

La infección latente de tuberculosis (LTBI, por sus siglas en inglés) significa que el germen de la TBC se encuentra en el cuerpo (generalmente en los pulmones), pero sin que se hayan presentado aun síntomas evidentes. En el caso de la TBC latente, la persona presenta una reacción importante a la prueba cutánea de Mantoux, sin que haya síntomas de tuberculosis ni organismos de la TBC en el esputo. La enfermedad de la tuberculosis propiamente dicha indica que la persona presenta síntomas, una reacción importante a la prueba cutánea de Mantoux y organismos presentes en el esputo. Para contagiar los gérmenes de la TBC, la persona debe tener la enfermedad de TBC. Tener la infección latente de TBC no es suficiente para contagiar el germen. La tuberculosis puede permanecer toda la vida como una infección sin transformarse nunca en una enfermedad.

Diagnóstico

 

Para comprobar si el paciente padece TB, el médico usará un estetoscopio para escuchar a los pulmones y comprobar la inflamación de los nódulos linfáticos. También le preguntarán sobre los síntomas o el historial clínico, y evaluarán el riesgo de exposición que sufre el individuo.

La prueba de diagnóstico más frecuente para la TB es un examen cutáneo en el que se realiza una pequeña inyección de tuberculina PPD, un extracto de la bacteria, en el interior del antebrazo.

La zona donde se realiza la inyección debería examinarse después de 2-3 días y, en caso de que una protuberancia dura y roja se haya inflamado y presente un tamaño específico, el paciente sufre TB.

Desafortunadamente, el examen cutáneo no es 100 por cien seguro y ha habido casos en los que ha arrojado resultados incorrectos.

Sin embargo, existen otros tipos de pruebas disponibles para diagnosticar TB. Los análisis de sangre, las radiografías y los cultivos de esputo también pueden utilizarse para detectar la presencia de la enfermedad, además de poder utilizarse junto a un examen cutáneo.

La TB multirresistente a los fármacos es más difícil de diagnosticar que la normal, así como la TB en niños.

 

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