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Vasculitis

marzo 16, 2022by Busta Soft

Vasculitis

La vasculitis es una inflamación de los vasos sanguíneos. La inflamación puede engrosar las paredes de dichos vasos, lo que reduce el ancho del conducto interior de estos. Si se restringe el flujo sanguíneo, los órganos y los tejidos pueden dañarse.

Síntomas

Los signos y síntomas generales de la mayoría de los tipos de vasculitis incluyen los siguientes:

Fiebre

Dolor de cabeza

Fatiga

Pérdida de peso

Molestias y dolores generales

Otros signos y síntomas se relacionan con las partes del cuerpo afectadas y abarcan los siguientes:

Aparato digestivo. Si el estómago o los intestinos están afectados, quizás sientas dolor después de comer. Es posible que se produzcan úlceras o perforaciones y, como consecuencia, que haya sangre en las heces.

Oídos. Es posible que sufras mareos, zumbidos en los oídos y pérdida auditiva abrupta.

Ojos. La vasculitis puede provocar que los ojos se vean rojos, piquen o ardan. La arteritis de células gigantes puede provocar visión doble y pérdida temporal o permanente de la visión en uno o ambos ojos. A veces este es el primer signo de la enfermedad.

Manos o pies. Algunos tipos de vasculitis pueden causar entumecimiento o debilidad en una mano o en un pie. Las palmas de las manos y las plantas de los pies pueden hincharse o endurecerse.

Pulmones. Es posible que te falte el aire o incluso tosas sangre si la vasculitis afecta los pulmones.

Piel. El sangrado debajo de la piel puede verse como manchas rojas. La vasculitis también puede provocar protuberancias o llagas abiertas en la piel.

¿Cuáles son las causas de la vasculitis?

No se conoce una causa exacta de la mayor parte de vasculitis. Existen factores genéticos que pueden influir y también se considera que puede ser una enfermedad autoinmunitaria, por lo que es el mismo sistema inmunitario el que ataca al cuerpo, en este caso a los vasos sanguíneos. En otras vasculitis son las infecciones crónicas (hepatitis B o C, por ejemplo) las que la provocan. También es producto de reacciones a algunos medicamentos.

Por otra parte, puede ser parte de otras enfermedades reumáticas: lupus eritrematoso sistémico, artritis reumatoide y síndrome de Sjörgen. Sin embargo, la mayoría de los pacientes con vasculitis no padece patologías reumáticas.

Diagnóstico

Los expertos han identificado hasta once tipos de vasculitis en función de la localización de los vasos afectados, sus diferentes tamaños y los distintos hallazgos histológicos objetivados en la biopsia. Esta prueba es el método diagnóstico ideal y unida a los otros datos clínicos, analíticos y pruebas de imagen darán la clave diagnóstica, difícil de averiguar en muchos casos.

Las vasculitis pueden desarrollarse prácticamente en cualquier edad, si bien con algunos matices. La enfermedad de Behçet y la arteritis de Takayasu suelen aparecer en torno a los 20-30 años. Otras como PAN, PAM, enfermedad de Buerger, vasculitis granulomatosa alérgica (Churg- Strauss), granulomatosis con poliangeítis (Wegener) y vasculitis primaria del sistema nervioso central afectan predominantemente a pacientes entre 40 y 60 años de edad. En los extremos se sitúan la enfermedad de Kawasaki que afecta a niños y adolescentes y, la arteritis de células gigantes que afecta sobre todo a ancianos.

Tratamientos para la vasculitis

La vasculitis debe tratarse, principalmente, con glucocorticoides, también denominados esteroides. Son medicamentos que ayudan a reducir la inflamación pero pueden tener efectos secundarios. A veces también se recomiendan tratamientos inmunodepresores, al ser menos graves los efectos secundarios. Son tratamientos normalmente empleados en enfermedades reumáticas pero también sirven para tratar la vasculitis.

La vasculitis puede provocar daño grave en algunas partes del cuerpo u órganos. En tales casos a veces se recomendará la cirugía. La intervención dependerá del lugar donde está el daño y la gravedad de este. Así, un injerto de revascularización (cirugía que reduce el flujo sanguíneo alrededor de la obstrucción del flujo sanguíneo) puede ser útil, así como la cirugía de senos paranasales o un trasplante de riñón.

Factores de riesgo

La vasculitis puede ocurrirle a cualquiera. Los factores que pueden aumentar el riesgo de ciertos trastornos incluyen los siguientes:

Edad. La arteritis de células gigantes rara vez se produce antes de los 50 años, mientras que la enfermedad de Kawasaki es más frecuente en niños menores de 5 años.

Antecedentes familiares. La enfermedad de Behcet, la granulomatosis con poliangitis y la enfermedad de Kawasaki a veces son hereditarias.

Opciones de estilo de vida. El consumo de cocaína puede aumentar el riesgo de desarrollar vasculitis. Fumar tabaco, especialmente si eres un hombre menor de 45 años, puede aumentar el riesgo de padecer la enfermedad de Buerger.

Medicamentos. La vasculitis puede desencadenarse a veces por medicamentos como la hidralazina, el alopurinol, la minociclina y el propiltiouracilo.

Infecciones. Tener hepatitis B o C puede aumentar el riesgo de vasculitis.

Trastornos inmunitarios. Las personas que tienen trastornos en los que su sistema inmunitario ataca por error a su propio cuerpo pueden tener un mayor riesgo de vasculitis. Entre los ejemplos se incluyen el lupus, la artritis reumatoide y la esclerodermia.

Sexo. La arteritis de células gigantes es mucho más frecuente en las mujeres, mientras que la enfermedad de Buerger es más frecuente en los hombres.

 

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